Existen historias reales de lo que muchos llaman “curaciones milagrosas”: personas que decidieron sanar de enfermedades graves… y lo lograron. Pacientes que vencieron el miedo al fracaso y demostraron que la ciencia, aunque poderosa, no es absoluta ni totalmente lógica como se suele pensar. Individuos que han tomado el control de su salud y de sus cuerpos, que le ordenan a sus células regenerarse para volver al estado de equilibrio natural. También aquellos que nunca se enferman porque cuidan su estilo de vida, su alimentación, hacen ejercicio y nutren su mente todos los días.
En el otro extremo, están quienes viven enfermos constantemente. Personas que rara vez mantienen un estado de salud estable por más de algunas semanas o meses. Su actitud pesimista, el abuso de medicamentos y la falta de conexión mente-cuerpo les impiden sanar. No hacen ejercicio, no se alimentan adecuadamente y se niegan a cultivar su equilibrio emocional. En estos casos, incluso con tratamientos médicos adecuados, los pacientes no mejoran… a veces, empeoran.
La mente humana posee un poder incomparable. Tiene la capacidad de sanar, de regenerar tejidos, de restaurar la salud. Pero el gran problema es que no lo creemos. Hemos sido educados para pensar que todo se resuelve con medicamentos y que la mente no tiene ese nivel de influencia. Hemos perdido la confianza en esta maravillosa máquina interna que tenemos.
Personalmente, he sido testigo de transformaciones profundas. Pacientes que lograron curaciones totales, y otros que no lo lograron, incluso fallecieron, sin permitirse jamás creer que podían trabajar con su mente.
Uno de los casos más impactantes que he vivido fue el de una pareja con más de nueve años intentando concebir sin éxito. Habían agotado todas las opciones médicas, tanto dentro como fuera del país. Lo habían intentado todo. Decidí invitarlos a una conversación fuera del consultorio, en un ambiente más relajado dentro de la clínica. Hablamos de sus vidas, sus sueños, sus obstáculos… hasta que surgió un tema clave: la madre de la paciente padecía cáncer desde hacía años. La relación emocional con ella era muy fuerte. Además, el esposo sufría de migrañas crónicas que no mejoraban ni siquiera con medicamentos fuertes.
Esa conversación cambió todo. Decidimos juntos suspender temporalmente los tratamientos. Les propuse que se enfocaran en pasar tiempo con la madre, en sanar desde adentro. A los pocos días, ella falleció. La pareja decidió entonces viajar, practicar yoga, meditar, cuidar su cuerpo, cambiar su alimentación. Meses después regresaron a la clínica y me dijeron:
“Venimos a realizarnos el procedimiento porque esta vez lo vamos a lograr. Estamos preparados, mental y físicamente.”
Y lo lograron.
Su actitud cambió por completo. Entendieron que todo en la vida es una reacción de causa y efecto. Que es más sabio mirar hacia adentro y descubrir qué bloqueos emocionales pueden estar afectando su salud. Reconocieron que el miedo y la negatividad, muchas veces alimentados por diagnósticos médicos desesperanzadores, solo les estaban impidiendo avanzar. Incorporaron la meditación, el yoga, el pensamiento positivo… y con la fuerza de su mente, lo consiguieron. El cuerpo respondió. Las migrañas desaparecieron. Y llegaron con una energía renovada que nunca antes había visto en ellos.
Estudios sobre el efecto placebo han demostrado que incluso pacientes que solo reciben placebo muestran mejoras superiores a quienes reciben medicamentos. Esto se ha comprobado en múltiples especialidades médicas y confirma una vez más el poder de la mente sobre el cuerpo.
La hipnosis es otra herramienta maravillosa, que ofrece resultados más rápidos porque accede directamente al subconsciente —donde se almacenan recuerdos, traumas y patrones que muchas veces condicionan nuestra salud. A través de la hipnosis, sin necesidad de pasar por los filtros racionales de la mente consciente, podemos encontrar la raíz de muchos problemas y transformarlos desde el origen.
Por esta razón, he incorporado en mi trabajo el uso de hipnosis clínica, meditación guiada, Reiki y yoga como complemento para mis pacientes. La demanda ha sido enorme, especialmente entre quienes están por iniciar procedimientos de alta complejidad. Los resultados han sido sorprendentes. Los pacientes aprenden que sus mentes son las verdaderas creadoras de su realidad. Y que pueden cambiarla, si así lo deciden.
En FertilityOnline (www.fertilityonline.net), ofrecemos programas integrales que incluyen sesiones especializadas para pacientes de fertilidad y también para personas que enfrentan otras condiciones como el cáncer. Estos programas han demostrado avances significativos en la gestión de los efectos secundarios de tratamientos, en el alivio de síntomas, en la actitud mental ante la enfermedad y en la conexión mente-cuerpo.
Te invito a descubrir estas herramientas y abrirte a una mejor calidad de vida. Porque cuando cambiamos nuestra mente… cambiamos nuestra biología.